El Sella Prado Norte

Mauricio Diaz

Hace 2 semanas

Lugar que ha ganado su nombre. Soy cliente recurrente (a todas sus sucursales) Pero me parece absurdo que si: vengo solo, temprano, entre semana, te manden a la mesa junto al baño, cuando no están ni al 20% de ocupación. atención ahí amigos, no se vale #malServicio de Gerencia & Hostess (comida y atención de meseros de 10!)

enid Maya

Hace 1 mes

Es un gran lugar, la comida deliciosa, recomiendo el chorizo a la sidra, el chamorro y el ate con queso flameado. Tiene un ambiente increíble que te invita a quedarte, el servicio es excelente, todos muy atentos y al pendiente de ti sin presionar. Los platillos te los entregan con rapidez y de buena calidad.

Alex Arcia

Hace 4 meses

Lugar de tradición sin duda alguna, la cocina no desencanta y siempre cumple de manera perfecta, no es barato, comimos dos personas 4 platillos al centro 4 drinks regulares y la cuenta (sin propina) 3300 y algo, punto malo malisimo la estacionada, si ya saben que a la hora de la comida la zona se satura deberían prevenirse, pregunte a mi llegada "Tienen valet?" Y me respondió creo el capitán "Si pero andan tapadisimos", estacione después de dar dos vueltas a la cuadra en un cajón qué se desocupó. El servicio de Pepe, Manuel etc excelentísimo, atentos a ti en todo momento.

Paul Yermish

Hace 4 meses

Que gran lugar con comida sumamente rica. Pedi la tortilla espanola, pulpo a la gallega, calabaza rellena de queso de cabra, y una ensaladita. Fantástico todo para un almuerzo durante el dia

Yoab Samaniego

Hace 4 meses

Un clásico que no necesita disfraz El Sella es una de esas joyas raras en Las Lomas: cocina impecable, ambiente relajado y cero pretensión. No hay show, ni influencers, ni platos pensados para Instagram... hay técnica, sazón y tradición bien llevada. Probé las coquinas (espectaculares), los callos a la madrileña (profundos, sin miedo), la fabada (confort puro), un pámpano a la sal ejecutado a la perfección, y el clásico ate con queso flameado. Todo bien servido, bien cocinado y bien atendido. Cerré con las tradicionales batas blancas que confirman lo que ya sabía: aquí se come con respeto. El restaurante estaba lleno —con reservas—, pero el ambiente se mantuvo cómodo, sin ruido ni poses. Ideal para ir a comer de verdad. Volveré. Porque en una ciudad que cambia de modas cada semana, lugares como El Sella se agradecen. Y se celebran.